lunes, 23 de febrero de 2009

Hay que darle coca al tío y laburar con su perdón...

Uf! Tengo tanto para escribir y contar, que no sé muy bien por dónde empezar...

Estoy en Potosí y por esas cosas de la vida (y los feriados) estaré más días de lo pensado. Pero no me viene nada mal, es una ciudad hermosa realmente, que me encantó desde la primera mañana que la vi y que no para de sorprenderme a cada minuto.

Llegar a Potosí es como llegar a New York...(¿?) Dejenmé explicarles: cuando entré a Manhattan, hace poco más de un año, lo primero que reconocí fue el Chrysler Building y el Empire State, gracias a sus siluetas dibujadas por las luces. Aquí, el Cerro Rico está también iluminado y su silueta perfectamente cónica se define en la noche potosina.


Primer dia, paseo por la hermosa parte colonial, muy al estilo español, con balconcitos, callecitas, iglesias, campanarios, etc. Después de almorzar, bondi y caminata hasta las lagunas termales de Tarapaya/Miraflores, donde tomé un exquisito baño a 35ºC.

Segundo día: excursión a las minas del Cerro Rico, una experiencia realmente inolvidable, que además contó con un guía de lujo, Jerónimo, un ex-minero. Actualmente vive en Suecia, con su mujer y dos hijos y es profesor de español en una escuela, así que imagínense las cosas que tiene para contar... Toda su familia sigue siendo minera, hay pocos integrantes que, como él, estudiaron y pudieron progresar.
A la mañana, antes de salir, cuando le dije como me llamaba me contó la siguiente historia:

En la época colonial, las mujeres españolas no podían tener hijos en Potosí a causa del frío. No estaban acostumbradas y a los 6, 7 u 8 meses perdían el embarazo o los bebes nacían muertos. Por eso se iban a Sucre a parir. Sin embargo, hubo una señora que no podía viajar. Así que fue a la iglesia de San Francisco a preguntarle que podía hacer. [DATO AL MARGEN: Esta iglesia está sobre la avenida que dividía la ciudad en la parte rica y pobre, porque para los Franciscanos, todos eran iguales. Obviamente, en la parte rica vivían los españoles que sacaban ganancias de la explotación de la plata y sus iglesias tienen la puerta mirando al cerro, para agradecerle lo que les daba. En la parte pobre vivían los indígenas que odiaban al cerro, porque mataba mucha población que allí trabajaba.] Retomando, el cura de la iglesia le dice a la señora que le prenda velas a San Nicolás por su bebé y, como nace sano y vive, lo llama como el santo, para agradecerle. Esta mujer le cuenta a sus amigas lo que había hecho y todas empiezan a hacer lo mismo, dejan de irse a Sucre y todas le agradecen a San Nicolás, llamando a sus hijos así. Según Jerónimo, en 1630 la población de Potosí era de 120.000 habitantes y el 35% se llamaban Nicolás o Nicolasa. Esto se resume en un dicho potosiano, "Si te llamas Nicolás, vivirás".

Con los ojos llorosos y la piel de gallina me subí a la combi rumbo al Cerro Rico, con dos chicas y un chico argentinos que ya me había cruzado en Uyuni y Oruro. Como ya dije, la excursión es inolvidable. Ver a los mineros, ver las condiciones de trabajo, conocer sus historias, escucharlos hablar de sus familias, el salario, la vida en la mina...todo es impresionante. Es difícil resumir esas dos horas dentro de los túneles, aprendiendo la historia, los mitos, etc. Creo que no nos faltó nada: mascamos coca, fumamos los cigarrillos de los mineros, le ofrendamos al Tío (el diablo, que es el Dios dentro de la mina) y tomamos alcohol puro (sí, etílico 96%). Esto es para que el Tío devuelva mineral puro, que es lo que les da de comer...

Párrafo aparte, la explosión de una dinamita propia (10 bolivianos el combo con detonador y mecha). La preparación, el encendido (previo grito de "Tirooo!!" para prevenir), 2:30 minutos para correr y... ¡¡¡BUUUUMMMM!!! Después de eso, hay que gritar "¡¡¡Viva Boliviaaaa!!!" y uno puede irse tranquilo.

Fue una experiencia alucinante que resulta dificil poner en palabras (creo que esto ya lo repetí mucho en otras entradas del blog, pero bueno...es así).

Cuando salimos, llovía, nadie se habia percatado de eso. Y claro, dentro de la mina no hay clima, ni horas, ni familia, ni luz, ni nada...

Voy que voy que voy... Potosí que voy... Y ahora sí que voy...

domingo, 22 de febrero de 2009

Uyuni y su Gran Salar, Oruro y su Gran Carnaval

Iba a hacer 2 entradas, pero las resumo en una...

Esto arranca el martes, mi primer dia solo, despues de haber despedido a Nacho que partió el lunes a Baires. Recorrí Yavi, hermoso y tranquilísimo pueblo, para bajar un poco las revoluciones, caminar, leer y dormir siesta.

Después de un paseo, vuelvo a mi hospedaje y me encuentro con un grupo de 4 chicas y un chico argentinos, con la sorpresa (o ya no) de conocer a una de ellas de PSA. Como hacían el mismo viaje que yo, partimos el miércoles de madrugada a comprar los pasajes de tren de Villazón a Uyuni. Así que ahí estaba, viajando por Bolivia con Joana, Flor, Belu, Sol y Vito. A mitad de viaje ellos deciden bajarse también en Uyuni, aunque habían comprado pasaje hasta Oruro (gracias al camino verde...), así que hicimos juntos la excursión de 2 dias al salar.

Aunque ya había estado en las Salinas de Salta, esto es otra cosa... Si no me pasaron mal el dato (ay, Dionisio!) son 12.000 km cuadrados de sal, montañas, volcanes y... más sal.

Primer día de excursión, paso por el Cementerio de Trenes, visita a Colchani, donde se procesa y se hacen artesanías, estatuas, etc; visita al hotel de sal y luego a La Isla del Pescado (Incahuasi). Subimos al mirador, le ofrendamos puchos, anteojos de sol y púas a la Pachamama y después almorzamos. Imagínense eso: chuletas, ensaladas, cocacola (caliente) y manzanas (paposas) todo al borde del salar. Y al tomate le faltaba sal...(ay, Sol!!). Fotos, fotos y más fotos. Después de eso, una hora de viaje hasta el pie del volcán donde estaba nuestro hotel al ritmo de Cacho Castaña. Lo que habrá pensado la pobre Sarah (irlandesa)!!!
En las horas libres que tuvimos antes de la cena, casi nos hundimos en el salar. Caminamos, nos sentamos y difrutamos de un hermoso atardecer, casi como en Las Flores, pero sin hamaca paraguaya y sin la abuela que dijera "Chau sol, hasta mañana sol". Y como si se hubiera enojado el sol por no despedirlo, apenas se fue, se largó la lluvia. Así que al hotel, sin luz, y a esperar la cena cantando mirando el granizo.
La cena, tempranita, fue un capítulo aparte. Parecía una noche casi perdida y aburrida, hasta que apareció Joaquín, un alemán que vive en Córdoba, más Ian (suizo) y Lars (otro alemán). Y ahí se armó la fiesta, guitarreada, vino, cerveza caliente, pool... Cantamos en alemán, ellos cantaron en castellano, bailamos al ritmo de Rodrigo, y no paramos hasta las...3 am. Es que habíamos empezado a las 8 de la noche!!! Todo con la lluvia de fondo y a la luz de una vela...

Salir del hotel, a la madrugada para escuchar el silencio y ver la oscuridad absoluta del salar fue toda una experiencia (gracias Steve Jobs por el iPod). Lástima que otra vez las nubes me impidieron ver el cielo estrellado, así que sigo esperando con ansias ese momento.

El segundo día, después de un desayuno continental con panqueques con dulce de leche incluidos, escalamos el volcán Tunupa(gran vista del salar). Los indígenas le asignaban a cada montaña una representación humana. Cuenta la leyenda que Tunupa era una mujer embarazada que escapaba de un pretendiente, pero que perdió el hijo. Así que se sentó a llorar y esperar su muerte. Y ella formó el salar, blanco por la leche que llevaba y salado por las lágrimas vertidas.
Cuando bajamos, almorzamos, y volvimos a Uyuni. Hicimos tiempo durante la tarde lluviosa y a medianoche nos tomamos el tren a Oruro. Ahí me despedí de la banda y pasé la tarde en lo que los bolivianos llaman el Carnaval más grande del mundo.

No sé si lo es, pero es magnífico, realmente. Según me contaron más tarde, solo el sábado se mueven 25 millones de dólares entre ropa, música, comida, hoteles y etcéteras. Miles y miles de bailarines, maquilladores, peluqueros, asistentes... y también miles y miles de pendejos (y no tanto) con bombitas, pistolas de agua, espuma y baldes!! Lo mejor de todo es que nadie se enoja cuando lo mojan o lo ensucian, y lo peor de todo es que no hay un mínimo rincón en la ciudad en el que se esté a salvo del agua...
Igualmente, es raro... A ver cómo explico esto: los trajes son increíbles, los bailes, la música y todo es genial, pero no se puede disfrutar realmente el carnaval como turista. Uno está todo el tiempo cuidándose de que no lo mojen o lo ensucien con espuma, de que no le roben la mochila o la cámara... O sea, para disfrutar realmente, hay que vivirlo. Ir 2 dias, tener todo en el hostel y salir a vivir el carnaval de verdad, como uno más. Igualmente, saqué fotos, paseé y viví un día distinto.

A la tardecita, bondi a Potosí. Ya les contaré...

miércoles, 18 de febrero de 2009

Iruya y San Isidro, un camino aparte

cLa visita a Iruya empieza desde el camino hacia el pueblo. Es difícil de explicar para el que no lo hizo, para los que estamos acostumbrados a las autopistas, rutas, caminos de tierra. Es que el camino a Iruya no es nada de eso. Es una travesía off-road en un micro con doble tracción que atraviesa ríos y arroyos, pero también corre por ellos, casi como un vehículo anfibio. Va por la cornisa, dobla pegado a las montañas… Una experiencia en sí misma. Y hacerlo de noche y con lluvia, puede llevar a cualquiera a un ataque de pánico.
Por suerte, a mi me tocó viajar con “La banda de Nueva Tilcara” con la que interpretamos todos los clásicos del grupo. Gastón en la guitarra y voz, Mariano en los vientos y yo aportando la cuota de fantasía, junto con un grupo de chicas haciendo los coros, hicimos la travesía un poco más llevadera.

El pueblo, literalmente colgado de la montaña, tiene esa magia de los lugares que no te dejan ir. La vista de los cerros, los cóndores pasando, las callecitas en subida y bajada… Y ni que hablar de la onda de la gente que conocí ahí. En el hospedaje de Clarisa y con la lluvia que no paraba, se armó el mate con torta fritas y una charla interminable con la gente de Rosario, Las Parejas, V. Crespo, etc.


San Isidro merecería un blog aparte. Si todo un párrafo me llevó explicar el camino a Iruya, lo del pueblito este es mucho más fácil: no hay camino. Se llega solo a pie (o a lomo de burro) por el lecho del río y escalando montañas. La caminata de casi 3hs tiene vistas impagables, y cuando por fin se ve el pueblo, una grata sensación recorre el cuerpo…
Un pueblito sin luz ni gas (aunque está el tendido eléctrico recién en mayo instalarán la energía eléctrica) más colgado de la montaña que Iruya. La lluvia nos imposibilitó ver el cielo estrellado, así que fue cena de empanadas y a dormir temprano. Dato curioso: una heladera de las de quiosko adornaba el comedor. Como llegó hasta acá? "La trajeron 8 hombres...y 6 para el freezer". Increíble.
La vuelta costó un poco más por la crecida del rio, pero sin mayor novedad que la rotura de mi pantalón.

Jujuy y la Quebrada

Purmamarca es uno de esos "pueblitos de cuento". No voy a decir que es lo que más me gustó, porque si no lo voy a decir en cada lugar en el que esté, pero... Una plaza central con mercaderes y artesanos todo al rededor y el famoso Cerro de los Siete Colores que se viene encima. Callecitas de tierra, casas de adobe y un aura especial.
Nos encontramos con gente que habiamos conocido en Tafí y desde ahi seguimos juntos gran parte del viaje. Un hermoso grupo formado por Javi (el chofer de la Peugeot), Gastón (mas conocido como "el viejo truco" o Tranqui Tronqui), Mariano (el flautista), Mariela y Marina, más el Sapo, Nacho y yo.




Hicimos el Camino del Colorado y las Salinas Grandes. Un viaje que sube hasta las nubes y vuelve a bajar para llegar al blanco mar de sal.










En Tilcara fundamos nuestra propia ciudad, con instalación eléctrica y todo... A la noche, karaoke y pachanga, en el boliche y en la calle también. El Pucará, una experiencia aparte. Una ciudad/fuerte que usaban los indigenas para ver a sus enemigos desde lejos, por la gran vista del valle que tiene. A cualquiera que esté por estas latitudes le recomiendo sentarse en la punta del cerro, donde solo se ven montañas y cielo, escuchando Guanuqueando, de Ricardo Vilca. La sonrisa más grande que tuve alguna vez...
Aunque Humahuaca nos recibió con una pedreada, es un lindo pueblo para visitar. Lo destacable a nivel personal, la peña en la casa de R.V. En la plaza del pueblo, nos sacamos la última foto del grupo completo. De ahi en más, otro viaje...

sábado, 7 de febrero de 2009

Starry night




El jueves fuimos de excursión a la Quebrada de las conchas, en las afueras de Cafayate. La idea era tomar el micro a Salta capital cuando termináramos de recorrer los distintos puntos de interés. Pero surgió otra idea que gustó en el grupo: hacer noche en la quebrada misma, con el cielo como único techo...
Convencimos a otro grupo de chicos (que habíamos conocido en Tafí), así que nos mandamos todos a la experiencia. Cuando la combi de la excursión se iba de regreso a Cafayate la gente nos dejó sus botellas de agua mineral, hielo y hasta algo de fiambre! Así que nos juntamos todos en el "Anfiteatro", un lugar reparado del viento y los posibles animales; juntamos ramas, pusimos el hielo en los termos y ya estábamos listos para la aventura.

Es dificil explicar las sensaciones vividas. Eramos 10 cuasi desconocidos compartiendo el agua, los víveres, el fuego... se parecía más a Lost que a unas vacaciones en el norte.
Cocinamos, cenamos, guitarreamos. Disfrutamos del cielo, la luna, las estrellas, el silencio y todo lo que una noche cerca de la naturaleza te puede dar.

El desayuno con mate y dulce de cayote fue el cierre de una experiencia inolvidable.

jueves, 5 de febrero de 2009

Comienza el Viaje por Abia Yala

Es dificil saber cómo empezar algo, cuando uno no sabe cómo termina. Así que voy a empezar contando que hoy, en el 4to dia de viaje conocimos, en una excursión, a Daniel, un indígena Calchaquí/Diaguita de unos 30 años. Nos habló un rato largo de su pueblo, sus tradiciones, su idioma y saludos, pero también de historia, economía, capitalismo, socialismo, y de cómo los políticos se quieren "sacar la foto" con ellos pero siempre los terminan cagando. El tipo no toca plata, y las tortillas que nos vendía las cobraba otra persona. Entre un montón de cosas interesantes dejó una frase: "No queremos que nos den una mano, queremos que nos saquen las manos de encima".
Abia Yala es como llaman ellos a Sudamérica, significa "Tierra entre dos aguas".
Imagino que a lo largo de mi travesía encontraré más Danieles, pero el primero, tan interesante además, vale doble.

Ahora que rompí el hielo, voy cronológicamente: SM de Tucumán fue caminata, Casita Histórica, guitarra en el parque 9 de Julio y Micro a Tafí a la tardecita. Llegamos de noche, armado de carpa, cena y a dormir.

El lunes hicimos una caminata por los cerros, con muy buena vista, incluídos 2 partidos de polo¿? a lo lejos. Volvemos al camping y nos ponemos a hablar con 2 chicos que nos habíamos cruzado en el cerro. Yo les veía cara conocida, pero no sabía de donde. Hasta que el rubio grandote le dice al flaquito: "Dale Reymond...!" y ahi caí: "Ah, vos sos Guido, yo soy el hermano de Martina" Insolito I.

Martes muy temprano (realmente temprano) salimos para Amaicha del Valle. Apenas llegamos nos enganchamos a un grupo de 3 chicas que iban a las ruinas de Quilmes y seguían a Cafayate. Eso hicimos. Hoy a la mañana en el camping, aparece en la carpa de al lado Pato Romero + novia. Insólito II. Por la tarde, gran caminata al Rio Colorado y sus caídas de agua.



Bueno, supongo que con el tiempo le iré agarrando la mano a esto de escribir sin saber muy bien quien lee. Menos cronología y más sensaciones.



Besos a todos.

Amasuia, Amaqueia, Amalula ("No seas vago, no seas egoista, no seas mentiroso")