miércoles, 19 de agosto de 2009

Acto Primero

Si bien el punto lógico para hacer un balance o algo parecido hubiera sido el momento en que pase a Centroamérica, mi viaje relámpago a Buenos Aires resultó un quiebre importante. Fue como volver a empezar el viaje, una segunda etapa. Así que teniendo en cuenta que ya van más de 6 meses de esta aventura, voy a aprovechar este hermoso mail que me mandaron hace unas semanas –guardando la fuente en secreto- para que sirva de resumen, de cierre de la primera parte:

Nico querido.

Tu viaje por “Abia Yala” ha tomado forma e imagino en mi cabeza la ruta que fuiste recorriendo, caminando y “sin volver la vista atrás”.

Atrás quedó tu cruce con el indígena Daniel, tu noche en el desolado Anfiteatro, tu paso por uno de esos pueblitos de cuento como Purmamarca, tu viaje a las nubes y al blanco mar. Atrás también quedó tu paso por el pueblo colgado de la montaña, que casi impide que te vayas, tu paso por Uyuni, tu paso esquivo por el carnaval “más grande” del mundo. Atrás quedó tu contacto con la historia de Potosí. Viviste el caos de la Paz, tu cumpleaños, la bruma mágica que despierta a Machu Picchu. Hasta llegaste al paraíso! También te diste el gusto de descargarte con EL LOCO. Atrás también quedo tu cruce por el Amazonas, donde preferiste transmitir una foto, en vez de mil palabras. Te diste “el gusto” de conocer las Guyanas. Atrás también quedó la satisfacción de haber cumplido el sueño del pibe, y también el gusto de burlar la ley. Atrás quedaron los desafíos de Wini con el cuñado y mucho más atrás el peludo que te pegue antes de que te vayas. Atrás va quedando la isla, el barco y el espantamóvil. Atrás van quedando experiencias, vivencias y anécdotas de todo tipo y color. Atrás va quedando gente que puede hacer todo a un lado y ayudar o dar una mano a quien lo necesita.
Mientas más atrás van quedando estas vivencias, más avanzas y más cerca estás de tu retorno. Una de las cosas más lindas de viajar, es volver.

Si bien no estoy asociado a CouchSurfing, sabé que acá en casa (ah, me mudé) tenés un lugar.

Con los años poco va a importar tu perdida del Pen drive de 16 GB, porque las sensaciones que tuviste, no lo transmite una foto, hay que estar ahí para sentirlo.

Desde ya que los viajes cambian a las personas, en el sentido bueno de la palabra! Te felicito por encararlo. No todos tenemos los huevos, y vos sí, vos los tuviste! Seguí disfrutando del día a día, de lo que queda, de lo que pasó.

"Si te llamas Nicolás, vivirás"...

Telón

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